9. Entre nosotros hay partos, medos y elamitas; los hay que residen en Mesopotamia, en Judea y Capadocia, en el Ponto, en la provincia de Asia,
10. en Frigia y en Panfilia, en Egipto y en la región de Libia que limita con Cirene; hay visitantes romanos,
11. hay judíos y prosélitos, cretenses y árabes. Pues bien, todos y cada uno los oímos referir en nuestro propio idioma, las cosas portentosas de Dios.
12. Así que, llenos de estupefacción, se decían unos a otros con asombro:— ¿Qué significa esto?
13. Otros, en cambio, se burlaban y decían que estaban borrachos.
14. Pedro entonces tomó la palabra y, en nombre propio y de sus once compañeros, les habló de esta manera:— Judíos y todos los que residís en Jerusalén, prestad atención a mis palabras a ver si os queda claro lo siguiente:
15. Estos no están borrachos como vosotros suponéis pues solo son las nueve de la mañana.
16. Lo que sucede es que se está cumpliendo lo anunciado por el profeta Joel:
17. En los últimos días, dice Dios, concederé mi Espíritu a todo mortal: vuestros hijos y vuestras hijas hablarán inspirados por mí; vuestros jóvenes tendrán revelaciones y vuestros ancianos soñarán cosas extraordinarias.
18. A los que me sirven, tanto hombres como mujeres, otorgaré en aquellos días mi Espíritu, y hablarán inspirados por mí.
19. Haré prodigios en el cielo y milagros en la tierra: sangre, fuego y vapor humeante.
20. Antes que llegue el día del Señor, grande y glorioso, el sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre.
21. Y todo el que invoque al Señor, obtendrá la salvación.
22. Escuchad esto, israelitas: Jesús de Nazaret fue el hombre a quien Dios avaló ante vosotros con los milagros, prodigios y señales que, como bien sabéis, Dios realizó entre vosotros a través de Jesús.
23. Dios lo entregó conforme a un plan proyectado y conocido de antemano, y vosotros, valiéndoos de no creyentes, lo clavasteis en una cruz y lo matasteis.