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Hechos 17:20-34 La Palabra Versión Española (BLP)

20. Pues nos estás martilleando los oídos con extrañas ideas y queremos saber qué significa todo esto.

21. (Téngase en cuenta que todos los atenienses, y también los residentes extranjeros, no se ocupaban más que de charlar sobre las últimas novedades).

22. Pablo, erguido en el centro del Areópago, tomó la palabra y se expresó así:— Atenienses: resulta a todas luces evidente que sois muy religiosos.

23. Lo prueba el hecho de que, mientras deambulaba por la ciudad contemplando vuestros monumentos sagrados, he encontrado un altar con esta inscripción: «Al dios desconocido». Pues al que vosotros adoráis sin conocerlo, a ese os vengo a anunciar.

24. Es el Dios que ha creado el universo y todo lo que en él existe; siendo como es el Señor de cielos y tierra, no habita en templos construidos por hombres

25. ni tiene necesidad de ser honrado por humanos, pues es él quien imparte a todos vida, aliento y todo lo demás.

26. Él ha hecho que, a partir de uno solo, las más diversas razas humanas pueblen la superficie entera de la tierra, determinando las épocas concretas y los lugares exactos en que debían habitar.

27. Y esto para ver si, aunque fuese a tientas, pudieran encontrar a Dios, que realmente no está muy lejos de cada uno de nosotros.

28. En él, efectivamente, vivimos, nos movemos y existimos*, como bien dijeron algunos de vuestros poetas: «Estirpe suya somos».

29. Siendo, pues, estirpe de Dios, no debemos suponer que la divinidad tenga algún parecido con esas imágenes de oro, plata o mármol, que son labradas por el arte y la inspiración humana.

30. Y aunque es verdad que Dios no ha tomado en cuenta los tiempos en que reinaba la ignorancia, ahora dirige un aviso a todos los humanos, dondequiera que estén, para que se conviertan.

31. Y ya tiene fijado el día en que ha de juzgar con toda justicia al mundo; a tal fin ha designado a un hombre, a quien ha dado su aprobación delante de todos al resucitarlo triunfante de la muerte.

32. Cuando oyeron hablar de resurrección de muertos, unos lo tomaron a burla. Y otros dijeron:— ¡Ya nos hablarás de ese tema en otra ocasión!

33. Así que Pablo abandonó la reunión.

34. Sin embargo, hubo quienes se unieron a él y abrazaron la fe; entre ellos, Dionisio, que era miembro del Areópago; una mujer llamada Dámaris y algunos otros.

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