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Hechos 16:28-40 La Palabra Versión Española (BLP)

28. Pablo, entonces, le dijo a voz en grito:— ¡No te hagas ningún daño, que estamos todos aquí!

29. El carcelero pidió una luz, corrió hacia el interior y, temblando de miedo, se echó a los pies de Pablo y Silas.

30. Los llevó luego al exterior y les preguntó:— Señores, ¿qué debo hacer para salvarme?

31. Le respondieron:— Cree en Jesús, el Señor, y tú y tu familia alcanzaréis la salvación.

32. Luego les explicaron a él y a todos sus familiares el mensaje del Señor.

33. El carcelero, por su parte, a pesar de lo avanzado de la noche, les lavó las heridas y a continuación se hizo bautizar con todos los suyos.

34. Los introdujo seguidamente en su casa y les sirvió de comer. Y junto con toda su familia, celebró con gran alegría el haber creído en Dios.

35. Al llegar la mañana, los magistrados enviaron a los guardias con estas instrucciones para el carcelero: «Deja en libertad a esos hombres».

36. El carcelero fue sin demora a comunicar a Pablo:— Los magistrados han ordenado que se os ponga en libertad. Así que podéis salir y marchar en paz.

37. Pero Pablo dijo a los guardias:— Ellos nos han hecho azotar en público sin juicio previo, y eso que somos ciudadanos romanos. Después nos han metido en la cárcel. ¿Y ahora pretenden que salgamos a hurtadillas? ¡Ni mucho menos! ¡Que vengan ellos a sacarnos!

38. Los guardias transmitieron estas palabras a los magistrados, quienes, alarmados al saber que se trataba de ciudadanos romanos,

39. vinieron a presentarles sus excusas. En seguida los condujeron fuera y les suplicaron que abandonaran la ciudad.

40. Una vez que salieron de la cárcel, se encaminaron a casa de Lidia. Y después de entrevistarse con los hermanos y confortarlos en la fe, partieron de allí.

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