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Hechos 13:13-30 La Palabra Versión Española (BLP)

13. Pablo y sus compañeros se dirigieron por mar desde Pafos hasta Perge, ciudad de Panfilia. Pero Juan se separó allí de ellos y regresó a Jerusalén.

14. Desde Perge continuaron su viaje hasta llegar a Antioquía de Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y se sentaron.

15. Después de la lectura de la ley y los profetas, los jefes de la sinagoga los invitaron a intervenir:— Hermanos —les dijeron—, si tenéis algún mensaje que comunicar a los asistentes, podéis hablar ahora.

16. Pablo se levantó y, haciendo con la mano ademán de silencio, comenzó así:— Escuchadme, israelitas, y vosotros los que, sin serlo, rendís culto a Dios.

17. El Dios del pueblo de Israel escogió a nuestros antepasados, engrandeció a este pueblo durante su estancia en Egipto y lo sacó de allí con su gran poder.

18. Los soportó durante cerca de cuarenta años en el desierto,

19. y aniquiló siete naciones en el territorio de Canaán con el fin de entregárselo como herencia a los israelitas.

20. Todo esto duró unos cuatrocientos cincuenta años. Después los guió por medio de caudillos hasta la época del profeta Samuel.

21. Luego solicitaron un rey y Dios les dio a Saúl, hijo de Cis. Era Saúl miembro de la tribu de Benjamín, y reinó durante cuarenta años.

22. Después Dios lo destituyó y les puso como rey a David, acerca del cual manifestó: He encontrado que David, hijo de Jesé, es un hombre de mi agrado, que cumplirá todo cuanto quiero.

23. Y Dios, de acuerdo con su promesa, hizo surgir de su linaje un salvador para Israel, Jesús.

24. Previamente Juan, como precursor, proclamó un bautismo que sirviera como señal de conversión para todo el pueblo israelita.

25. Próximo ya el final de su carrera, decía Juan: «¿Quién pensáis que soy? Por supuesto no el que esperáis, pues ni siquiera soy digno de desatar el calzado a quien viene después de mí».

26. Hermanos, los que sois descendientes de Abrahán y los que, sin serlo, viven entre vosotros rindiendo culto a Dios: ved que a nosotros se nos ha confiado este mensaje de salvación.

27. Los ciudadanos de Jerusalén y sus gobernantes no reconocieron a Jesús y lo condenaron, cumpliendo así los anuncios de los profetas, que todos los sábados se leen en la sinagoga.

28. Y sin hallar en él causa alguna de muerte, lo entregaron a Pilato para que mandara ajusticiarlo.

29. Y cuando llevaron a cabo todo lo que estaba escrito sobre él, lo bajaron del madero y lo depositaron en un sepulcro.

30. Pero Dios lo resucitó triunfante de la muerte.

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