Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

1 Corintios 15:31-44 La Palabra Versión Española (BLP)

31. Os aseguro, hermanos, por lo orgulloso que me siento de vosotros ante Cristo Jesús, Señor nuestro, que estoy al borde de la muerte cada día.

32. Y si solo aspiro a una recompensa humana, ¿de qué me sirve haber sostenido en Éfeso un combate contra fieras*? Si los muertos no resucitan, ¡comamos y bebamos, que mañana moriremos!

33. No os engañéis: «Las malas compañías corrompen las buenas costumbres».

34. Retornad al buen camino y no sigáis pecando; pues, para vergüenza vuestra, tengo que deciros que algunos de vosotros desconocen a Dios.

35. Alguien preguntará: ¿y cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo lo harán?

36. ¡Tonto de ti! Si tú siembras algo, no cobrará nueva vida a menos que antes muera.

37. Y lo que siembras no es la planta entera que después ha de brotar, sino un simple grano, de trigo o de cualquier otra semilla.

38. Dios, por su parte, proporciona a esa semilla, y a todas y cada una de las semillas, la forma que le parece conveniente.

39. No todos los cuerpos son iguales: hay diferencia entre el cuerpo del ser humano, el del ganado, el de las aves y el de los peces.

40. Hay cuerpos celestes y cuerpos terrestres. Y no es el mismo resplandor el de los unos que el de los otros.

41. No brilla el sol como brillan la luna o las estrellas; e incluso entre las estrellas, cada una tiene un brillo diferente.

42. Así sucede con la resurrección de los muertos: se siembra algo corruptible, resucita incorruptible;

43. se siembra una cosa despreciable, resucita resplandeciente de gloria; se siembra algo endeble, resucita pleno de vigor;

44. se siembra, en fin, un cuerpo animal, resucita un cuerpo espiritual. Pues si hay cuerpo animal, también lo hay espiritual.

Leer capítulo completo 1 Corintios 15