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1 Corintios 14:18-32 La Palabra Versión Española (BLP)

18. Yo, por mi parte, le agradezco a Dios el poder hablar ese lenguaje misterioso mejor que cualquiera de vosotros.

19. Con todo, cuando nos reunimos en asamblea, prefiero decir cinco palabras inteligibles e instructivas, a pronunciar diez mil en un lenguaje ininteligible.

20. Hermanos, no os comportéis como niños al razonar. Tened, sí, la inocencia del niño en lo que atañe al mal; pero, en cuanto a vuestros razonamientos, sed personas hechas y derechas.

21. Está escrito en la ley: En otros idiomas y por boca de extranjeros hablaré a este pueblo, y ni siquiera así me escucharán, dice el Señor.

22. El don, pues, de hablar un lenguaje misterioso tiene carácter de signo para los incrédulos, no para los creyentes. En cambio, el don de comunicar mensajes de parte de Dios está destinado a los creyentes, más bien que a los incrédulos.

23. Supongamos que toda la comunidad de creyentes se reúne en asamblea y que todos se expresan en ese lenguaje misterioso. Si en ese momento entra un simple fiel o un no creyente, pensará que estáis locos.

24. Por el contrario, si ese simple fiel o ese no creyente entra mientras todos están comunicándose mensajes de parte de Dios, es muy posible que entre todos le hagan recapacitar y reconocer sus pecados,

25. dejando al descubierto sus más íntimos secretos. Caerá entonces de rodillas y adorará a Dios, proclamando que Dios se encuentra verdaderamente entre vosotros.

26. Concretando, hermanos: cuando os reunís, no hay inconveniente en que uno cante, otro enseñe, otro comunique una revelación, otro hable un lenguaje misterioso, otro, en fin, interprete ese lenguaje. Pero que todo se encamine al provecho espiritual.

27. Si se trata de hablar un lenguaje misterioso, que lo hagan dos o, a lo sumo, tres; y, además, por turno y contando con alguien que interprete lo que dicen.

28. Si no hay tal intérprete, guárdese silencio en la asamblea y hable cada uno consigo mismo y con Dios.

29. En cuanto a los que comunican mensajes de parte Dios, que hablen dos o tres, y los demás limítense a dar su parecer.

30. Pero si uno de los asistentes recibe mientras tanto una revelación, deberá callarse el que está hablando.

31. Todos podéis, con tal que lo hagáis por turno, comunicar los mensajes recibidos de Dios, para que todos aprendan y sean exhortados.

32. Por lo demás, el don de comunicar estos mensajes divinos debe estar controlado por los que tienen ese don,

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