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Números 31:8-23 La Palabra Versión Española (BLP)

8. Entre los muertos estaban también los cinco reyes de Madián: Eví, Requén, Zur, Jur y Rebá. También pasaron a espada a Balaán, hijo de Beor.

9. Los israelitas hicieron prisioneras a las mujeres madianitas junto con sus hijos y se apoderaron de todo su ganado, de sus rebaños y de toda su riqueza,

10. incendiando todas las ciudades y aldeas en que habitaban.

11. Juntaron luego todos los despojos y todo el botín, tanto de personas como de animales,

12. y lo pusieron todo —prisioneros y botín— a disposición de Moisés, del sacerdote Eleazar y de la comunidad israelita que se encontraba acampada en los llanos de Moab, junto al Jordán y a la altura de Jericó.

13. Moisés, el sacerdote Eleazar y todos los jefes de la comunidad, salieron a recibirlos fuera del campamento.

14. Y Moisés se enojó contra los comandantes del ejército y contra los jefes de millar y de cien que volvían de la guerra,

15. diciéndoles:—¿Cómo es que habéis dejado con vida a todas las mujeres?

16. Fueron precisamente ellas las que, por consejo de Balaán, incitaron a los israelitas a rebelarse contra el Señor dando culto a Baal-Peor, lo que provocó que el castigo se abatiera sobre la comunidad del Señor.

17. Matad, pues, ahora a todos los niños varones y a toda mujer que haya tenido relaciones sexuales con un hombre.

18. Pero dejad con vida para vosotros a todas las mujeres jóvenes que no hayan tenido relaciones sexuales con hombres.

19. En cuanto a vosotros, permaneced fuera del campamento durante siete días; y cualquiera de vosotros o de vuestros prisioneros que haya dado muerte a una persona o tocado un cadáver, deberá purificarse al tercer y al séptimo día.

20. Asimismo purificaréis todo vestido y toda prenda fabricada con piel o con pelo de cabra y también todo utensilio de madera.

21. El sacerdote Eleazar dijo a las tropas que habían tomado parte en la batalla:—Esta es la disposición legal que el Señor ha prescrito a Moisés:

22. todo objeto de oro, plata, bronce, hierro, estaño o plomo,

23. capaz de resistir el calor, lo haréis pasar por el fuego y quedará purificado, aunque deberá ser purificado también con el agua de purificación. En cuanto a lo que no resista el fuego, deberéis pasarlo por el agua de purificación.

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