Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Números 11:13-31 La Palabra Versión Española (BLP)

13. Porque ¿dónde conseguiré carne para dar de comer a todo este pueblo? Y es que vienen a mí con lamentos y me exigen: «¡Danos carne para comer!».

14. Yo solo no puedo cargar con todo este pueblo, porque es demasiado pesado para mí.

15. Si me vas a tratar así, prefiero que me mates; pero si aún gozo de tu favor, no prolongues, por favor, mi desventura.

16. El Señor contestó a Moisés:—Reúneme setenta hombres de los principales de Israel, de los que tengas constancia que son líderes y maestros del pueblo; tráelos a la entrada de la Tienda del encuentro y ponlos junto a ti.

17. Yo descenderé y hablaré allí contigo; tomaré parte del espíritu que hay en ti y se lo infundiré a ellos; así compartirán contigo la carga del pueblo y no tendrás que llevarla tú solo.

18. Y al pueblo le dirás: «Purificaos para mañana pues vais a comer carne. Vuestras quejas han llegado a oídos del Señor cuando decíais: “¡Quién nos diera carne para comer! ¡Ciertamente nos iba mejor en Egipto!”. Pues bien, el Señor os dará carne, y comeréis.

19. No comeréis un día, ni dos, ni cinco, ni diez, ni veinte,

20. sino durante un mes entero, hasta que os salga por las narices, y la aborrezcáis; así será por cuanto rechazasteis al Señor que está en medio de vosotros al quejaros ante él, diciendo: “¿Para qué habremos salimos de Egipto?”».

21. Entonces dijo Moisés:—El pueblo en medio del cual estoy suma seiscientos mil hombres de a pie y sin embargo tú dices: ¡Les daré suficiente carne para comer durante un mes entero!

22. ¿Acaso hay suficientes ovejas y bueyes que puedan ser degollados? ¿Es posible juntar para ellos todos los peces del mar para que tengan bastante?

23. El Señor respondió a Moisés:—¿Es que tiene un límite el poder del Señor? Enseguida verás si lo que te he dicho se cumple o no.

24. Moisés salió y comunicó al pueblo las palabras del Señor. Luego reunió a setenta hombres de los ancianos del pueblo y los hizo situarse alrededor de la Tienda.

25. Acto seguido el Señor descendió en la nube y le habló; tomó luego parte del espíritu que poseía Moisés y se lo infundió a los setenta ancianos. Y cuando el espíritu entró en ellos, se pusieron a hablar como profetas, cosa que no volvió a repetirse.

26. Dos hombres, uno llamado Eldad y el otro Medad, que habían permanecido en el campamento, se vieron también invadidos por el espíritu; estaban entre los elegidos, pero no habían acudido a la Tienda, a pesar de lo cual comenzaron a hablar como profetas en el campamento.

27. Un joven corrió y dio aviso a Moisés, diciendo:—Eldad y Medad están actuando como profetas en el campamento.

28. Entonces Josué, hijo de Nun y ayudante de Moisés desde su juventud, intervino diciendo:—Señor mío Moisés, ¡detenlos!

29. Pero Moisés le respondió:—¿Estás celoso por mí? Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y el Señor les infundiera su espíritu.

30. Dicho esto, Moisés regresó al campamento junto con los ancianos de Israel.

31. El Señor levantó un viento que trajo bandadas de codornices desde la región marítima, y las arrojó junto al campamento, aleteando a un metro del suelo en un radio de una jornada de camino.

Leer capítulo completo Números 11