Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Jueces 19:4-20 La Palabra Versión Española (BLP)

4. Su suegro, el padre de la joven, lo invitó a quedarse en casa y el levita se quedó tres días; comieron y bebieron y durmieron allí.

5. Al cuarto día se levantaron de madrugada para ponerse en camino, pero el padre de la joven dijo a su yerno, el levita:—Toma primero un bocado de pan para reponer fuerzas; luego podéis marchar.

6. Se sentaron, y se pusieron los dos a comer y beber. Luego el padre de la joven le dijo al hombre:—Anda, pasa aquí también esta noche: te sentará bien.

7. El hombre se dispuso a marchar, pero el suegro le porfió tanto que se quedó también aquella noche.

8. Al cabo de cinco días el levita madrugó para marchar, pero el padre de la joven le dijo:—Repón fuerzas primero, por favor.Y mientras comían juntos fue pasando el tiempo.

9. Finalmente el marido con su concubina y su siervo tomaron la decisión de marchar, pero una vez más su suegro, el padre de la joven, le dijo:—Mira, la tarde está cayendo. Pasa aquí la noche, te sentará bien. Y mañana de madrugada os vais y regresáis a vuestra casa.

10. Pero el hombre no quiso pasar la noche allí. Se puso en camino y llegó frente a Jebús, o sea, Jerusalén. Llevaba consigo los dos asnos cargados, a su concubina y a su criado.

11. Cuando llegaban cerca de Jebús, declinaba ya el día. El criado dijo al amo:—Deberíamos hacer un alto en el camino y entrar en esa ciudad de los jebuseos para pasar la noche en ella.

12. Su amo le respondió:—No quiero entrar en una ciudad de extranjeros*, que no son israelitas; pasaremos de largo y llegaremos a Guibeá.

13. Y añadió:—Sigamos hasta uno de esos poblados y pasemos la noche en Guibeá o en Ramá.

14. Pasaron, pues, de largo y continuaron su camino. A la puesta del sol, llegaron frente a Guibeá de Benjamín

15. hacia la que se desviaron con la intención de pernoctar allí. El levita entró y se sentó en la plaza de la ciudad*, pero nadie les ofreció casa donde pasar la noche.

16. Entonces llegó un anciano que regresaba al atardecer de las faenas del campo. Era un hombre de la montaña de Efraín, que residía como inmigrante en Guibeá; la gente del lugar era benjaminita.

17. El anciano vio al viajero que estaba en la plaza de la ciudad, y le preguntó:—¿A dónde vas y de dónde vienes?

18. El levita le respondió:—Estamos de paso, venimos de Belén de Judá y vamos a la zona norte de la montaña de Efraín. Yo soy de allí. Fui a Belén de Judá y ahora regreso a mi casa, pero nadie me ha ofrecido la suya;

19. y eso que tenemos paja y forraje para nuestros asnos, y pan y vino para mí, para tu servidora y para el joven que acompaña a tu siervo. No nos falta de nada.

20. El anciano le dijo:—La paz sea contigo; yo proveeré a todas tus necesidades; pero no pases la noche en la plaza.

Leer capítulo completo Jueces 19