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Jeremías 35:1-14 La Palabra Versión Española (BLP)

1. Palabra que recibió Jeremías de parte del Señor en tiempos de Joaquín, hijo de Josías, rey de Judá:

2. —Vete donde están los recabitas*, habla con ellos, tráelos a una de las salas del Templo del Señor y ofréceles vino.

3. Traje conmigo a Jazanías, hijo de Jeremías y nieto de Abasinías, a sus parientes, a todos sus hijos y a la familia entera de los recabitas.

4. Los llevé al Templo del Señor, a la sala de los hijos de Janán, hijo de Jigdalías, el hombre de Dios, la sala que está junto al salón de los dignatarios y encima de la sala de Maasías, hijo de Salún, el portero.

5. Puse ante los recabitas varias copas llenas de vino y les dije que bebieran.

6. Ellos respondieron:—No bebemos vino, pues Jonadab, hijo de nuestro antepasado Recab, nos impuso esta norma: «Nunca beberéis vino, ni vosotros ni vuestros hijos;

7. no construiréis casas, ni sembraréis, ni plantaréis viñas. Pasaréis vuestra existencia en tiendas, de modo que viváis muchos años sobre la tierra en la que sois forasteros».

8. Nosotros hemos obedecido a Jonadab, hijo de nuestro antepasado Recab, en todo lo que nos mandó. Por eso nunca bebemos vino, ni nosotros, ni nuestras mujeres, ni nuestros hijos ni nuestras hijas;

9. no construimos casas para habitarlas ni tenemos viñas ni campos para sembrar;

10. y habitamos en tiendas, obedeciendo y haciendo todo lo que nos mandó nuestro antepasado Jonadab.

11. Pero, cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, invadió el país, nos dijimos: «Vamos a Jerusalén para huir del ejército caldeo y del ejército arameo», y nos establecimos en Jerusalén.

12. Jeremías recibió la palabra del Señor en estos términos:

13. —Así dice el Señor del universo, Dios de Israel: Di a la gente de Judá y a los habitantes de Jerusalén: ¿Nunca vais a aprender la lección y a hacer caso a mis palabras? —oráculo del Señor—.

14. Jonadab, hijo de Recab, mandó a sus hijos que no bebieran vino y, cumpliendo su mandato, no lo han probado hasta el día de hoy. Ellos obedecieron el mandato de su antepasado, pero a mí, que les he hablado sin descanso, no me han hecho caso.

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