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Ezequiel 36:4-23 La Palabra Versión Española (BLP)

4. escuchad, montes de Israel, la palabra del Señor Dios. Esto dice el Señor Dios a los montes, a las colinas, a los valles y vaguadas, a las ruinas devastadas y a las ciudades abandonadas, convertidas en botín y hazmerreír ante las naciones que los rodean.

5. Sí, esto dice el Señor Dios: Movido por el fuego de mi celo, hablo contra las demás naciones y contra todo Edom, que, con el corazón rebosante de gozo y con el alma henchida de desprecio, se apoderaron de mi país como si fuera posesión suya, para entregar su pastizal al pillaje.

6. Por eso, profetiza sobre la tierra de Israel; di a los montes, a las colinas, a las vaguadas y a los valles: Esto dice el Señor Dios: Aquí estoy, hablando lleno de celo y de cólera, pues habéis tenido que soportar el ultraje de las naciones.

7. Por eso, así dice el Señor Dios: Juro solemnemente que las naciones que os rodean tendrán que soportar sus propios ultrajes.

8. Pero vosotros, montes de Israel, echaréis follaje y produciréis frutos para mi pueblo Israel, pues está a punto de volver.

9. Aquí me tenéis, vuelto hacia vosotros: seréis cultivados y sembrados.

10. Multiplicaré los habitantes de Israel; las ciudades serán habitadas y las ruinas reconstruidas.

11. Multiplicaré personas y animales, que serán numerosos y fecundos. Haré que pobléis el país como antaño y mejoraré la situación que teníais antes; así reconoceréis que yo soy el Señor.

12. Haré que por vosotros —pueblo mío de Israel— transiten personas. Tomarán posesión de ti, te convertirás en su heredad y no volverás a dejarlos sin hijos.

13. Esto dice el Señor Dios: Puesto que dicen de ti que devoras a la gente y que has dejado a tu nación sin hijos,

14. ten presente que ya no devorarás más gente y que tu nación no quedará sin hijos —oráculo del Señor Dios—.

15. No permitiré que se vuelvan a oír los ultrajes que te dirigen las naciones ni que tengas que soportar los insultos de los pueblos; tampoco tu nación se quedará sin hijos —oráculo del Señor Dios—.

16. El Señor me dirigió la palabra:

17. —Hijo de hombre, los israelitas contaminaron su tierra con su conducta y sus acciones; su conducta me resultaba impura como una menstruación femenina.

18. Entonces derramé sobre ellos mi cólera, a causa de la sangre que derramaron sobre el país, al que contaminaron con sus acciones.

19. Los dispersé por las naciones y los aventé por otras tierras: los juzgué como merecía su conducta y sus acciones.

20. Cuando llegaron a esas naciones profanaron mi santo nombre hasta el punto de que se decía de ellos: «Son el pueblo del Señor y han tenido que salir de su tierra».

21. Así que tuve que defender mi santo nombre, profanado por Israel en todas las naciones por donde había ido.

22. Por eso, di a los israelitas: Esto dice el Señor Dios: No hago esto por consideración a vosotros, pueblo de Israel, sino por mi santo nombre, que habéis profanado en las naciones por donde habéis ido.

23. Santificaré mi nombre glorioso, profanado por vosotros entre las naciones, y reconocerán las naciones que yo soy el Señor —oráculo del Señor Dios— cuando vean que me sirvo de vosotros para manifestar mi santidad.

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