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Éxodo 4:5-20 La Palabra Versión Española (BLP)

5. —De este modo —añadió el Señor— creerán que el Señor, el Dios de tus antepasados, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, se te ha aparecido.

6. Y continuó diciendo el Señor:—Mete tu mano en el pecho.Así lo hizo Moisés y, cuando la sacó, estaba cubierta de lepra, blanca como la nieve.

7. Entonces el Señor le dijo:—Ahora vuelve a meter tu mano en el pecho.Él la volvió a meter y, cuando la sacó, estaba tan sana como el resto del cuerpo.

8. —Si no te creen ni te hacen caso con el primer prodigio, te creerán con el segundo;

9. pero si no te creen ni te hacen caso con ninguno de estos dos prodigios, toma agua del río, derrámala por el suelo y el agua se convertirá en sangre.

10. Moisés insistió:—Señor, yo no tengo facilidad de palabra, y esto no me ocurre solo ahora que estás hablando con tu siervo, sino que me viene de antes; soy poco elocuente y se me traba la lengua.

11. El Señor le respondió:—¿Quién le ha dado la boca al ser humano? ¿Quién hace al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿Acaso no he sido yo, el Señor?

12. Por tanto, vete. Yo estaré en tu boca cuando hables y te indicaré lo que tienes que decir.

13. Moisés volvió a replicar:—¡Por favor, Señor, envía a cualquier otro!

14. Se enojó el Señor con Moisés y le dijo:—¡Ahí está tu hermano Aarón, el levita! Yo sé que él tiene facilidad de palabra. Además, él viene ya a tu encuentro y se va a alegrar mucho de verte.

15. Tú le indicarás lo que debe decir; yo estaré en vuestra boca cuando habléis, y os daré instrucciones acerca de lo que debéis hacer.

16. Él hablará al pueblo en tu nombre; será tu portavoz, y tú harás para él las veces de Dios.

17. Lleva contigo esta vara, pues con ella harás prodigios.

18. Moisés volvió a casa de su suegro Jetró, y le dijo:—Déjame ir a Egipto. Tengo que regresar adonde están mis hermanos, para ver si siguen vivos.Respondió Jetró:—Vete en paz.

19. Y es que el Señor le había dicho a Moisés en Madián: «Regresa a Egipto porque ya han muerto todos los que querían matarte».

20. Así que Moisés tomó a su mujer y a sus hijos, los montó en el asno y emprendió el regreso a Egipto. En su mano llevaba la vara de Dios.

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