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Esdras 8:5-23 La Palabra Versión Española (BLP)

5. De los descendientes de Zatú*: Secanías, hijo de Jajaziel y con él otros trescientos varones.

6. De los descendientes de Adín: Ebed, hijo de Jonatán, y con él otros cincuenta varones.

7. De los descendientes de Elam: Isaías, hijo de Atalías, y con él otros setenta varones.

8. De los descendientes de Sefatías: Zebadías, hijo de Micael, y con él otros ochenta varones.

9. De los descendientes de Joab: Abdías, hijo Jejiel, y con él otros doscientos ochenta varones.

10. De los descendientes de Baní: Selomit, hijo de Josifías, y con él otros ciento sesenta varones.

11. De los descendientes de Bebay: Zacarías, hijo de Bebay, y con él otros veintiocho varones.

12. De los descendientes de Azgad: Jojanán, hijo de Jocatán, y con él otros ciento diez varones.

13. De los descendientes de Adonicán, los últimos, estos son sus nombres: Elifélet, Jeiel y Semaías, y con ellos otros sesenta varones.

14. De los descendientes de Bigvay: Utay y Zabud, y con ellos otros setenta varones.

15. Reuní a todos junto al río que discurre hacia Ahavá* y acampamos allí durante tres días. Observé que había gente del pueblo y sacerdotes, pero ningún levita.

16. Entonces llamé a los jefes Eliezer, Ariel, Semaías, Elnatán, Jarib, Elnatán, Natán, Zacarías y Mesulán, así como a los eruditos Joyarib y Elnatán,

17. y los envié a Idó, jefe en un lugar denominado Casifyá, indicándoles lo que debían decir a Idó y a sus hermanos (los donados residentes en la localidad de Casifyá) a fin de que nos facilitaran servidores para el Templo de nuestro Dios.

18. Gracias a la protección de nuestro Dios nos enviaron a Serebías, hombre entendido de los descendientes de Majli, hijo de Leví, hijo de Israel; venían con él sus hijos y sus hermanos en un total de dieciocho varones.

19. Nos enviaron, además, a Jasabías, y con él, Isaías, de los descendientes de Merarí, junto con sus hermanos e hijos; veinte personas en total.

20. A ellos hay que añadir doscientos veinte más, todos designados por su nombre, de los donados que David y los jefes destinaron al servicio de los levitas.

21. Allí, a orillas del río Ahavá, proclamé un ayuno con el fin de humillarnos ante nuestro Dios y solicitarle un feliz viaje para nosotros, nuestros hijos y toda nuestra hacienda.

22. Me dio vergüenza pedir al rey tropa y caballerías que nos protegieran del enemigo durante el camino, pues habíamos dicho al rey: «Nuestro Dios protege bondadosamente a los que lo buscan, mientras que descarga su ira y poder contra los que lo abandonan».

23. Así que ayunamos y suplicamos por todo esto al Señor y él nos atendió.

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