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Deuteronomio 3:11-24 La Palabra Versión Española (BLP)

11. En cuanto a Og, rey de Basán, era el último superviviente de la raza de los gigantes, como puede apreciarse por su sarcófago de basalto,* que se encuentra todavía en Rabat de los amonitas y que mide cuatro metros y medio de largo por dos de ancho.

12. Una vez que nos apoderamos de esa tierra, di a Rubén y a Gad la mitad de la serranía de Galaad con todas sus ciudades: desde Aroer hasta el torrente Arnón.

13. A la media tribu de Manasés le di todo Basán, es decir, el reino de Og, y la parte restante de Galaad. (La región entera de Argob y de Basán era conocida como el país de los refaítas.

14. Y sucedió que Jaír, hijo de Manasés, se adueñó de toda la región de Argob hasta el límite con Guesur y Maacá, y puso su propio nombre a esa parte de Basán llamándola: Aldeas de Jaír, que es el nombre que aún conservan).

15. A Maquir le di Galaad.

16. A las tribus de Rubén y de Gad les di una parte de Galaad: por un lado, hasta el Arnón, siendo frontera la mitad del torrente; por otro lado, hasta el torrente Yaboc, frontera de los amonitas;

17. además, hacia el oriente, la Arabá y el Jordán hacían de frontera, desde el lago Kinéret hasta el mar de la Arabá, que es el mar Muerto, al pie de las laderas del Pisga.

18. En aquel tiempo os ordené lo siguiente: «El Señor vuestro Dios, os ha dado en posesión esta tierra. Ahora, pues, que todos los guerreros tomen sus armas y avancen al frente de sus hermanos israelitas.

19. Solo vuestras mujeres, vuestros niños y vuestros ganados —sé que vuestros ganados son abundantes— se quedarán en las ciudades que os he dado.

20. Y no regresaréis a la heredad que os he dado hasta que el Señor, vuestro Dios, no conceda también a vuestros hermanos el reposo, como ha hecho con vosotros, y tomen posesión, ellos también, de la tierra que el Señor les da al otro lado del Jordán».

21. Y a Josué también le hice esta advertencia: «Tú has visto con tus propios ojos todo lo que el Señor, vuestro Dios, ha hecho con estos dos reyes. Pues lo mismo hará el Señor con el resto de los reinos por donde has de pasar.

22. No les tengáis miedo, porque el Señor, vuestro Dios, luchará a vuestro favor».

23. Hice entonces al Señor esta súplica:

24. «Señor mi Dios, tú has comenzado a mostrar a este siervo tuyo tu grandeza y la fuerza de tu brazo, pues ¿qué Dios hay en el cielo o en la tierra capaz de hacer las hazañas y proezas que tú haces?

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