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Deuteronomio 29:2-18 La Palabra Versión Española (BLP)

2. con tus propios ojos viste aquellas duras pruebas, y aquellos admirables portentos y prodigios.

3. Pero hasta el día de hoy el Señor no os había dado un entendimiento capaz de comprender, ni unos ojos capaces de ver, ni unos oídos capaces de oír.

4. Durante cuarenta años os conduje a través del desierto y no se os desgastó la ropa que llevabais puesta ni el calzado de vuestros pies.

5. Y si no comisteis pan ni bebisteis vino ni licor, fue para que comprendieseis que yo soy el Señor vuestro Dios.

6. Cuando llegasteis a este lugar, Sijón, rey de Jesbón, y Og, rey de Basán, nos salieron al paso para atacarnos, pero los derrotamos,

7. conquistamos sus tierras y se las dimos en herencia a las tribus de Rubén y Gad, y a la mitad de la tribu de Manasés.

8. Por lo tanto, cumplid las cláusulas de esta alianza y ponedlas en práctica, para que os vaya bien en todo cuanto emprendáis.

9. Hoy todos vosotros estáis aquí, delante del Señor vuestro Dios: vuestros jefes de tribu, vuestros ancianos, vuestros oficiales y todos los hombres de Israel;

10. y también vuestros niños, vuestras mujeres y los inmigrantes que viven en vuestros campamentos, desde los que cortan la leña hasta los que acarrean el agua;

11. estáis aquí para comprometeros en la alianza y en el compromiso solemne que el Señor tu Dios sella hoy contigo,

12. a fin de convertirte en su pueblo y ser él tu Dios, como te prometió y como juró a tus antepasados Abrahán, Isaac y Jacob.

13. Yo, el Señor, no hago esta alianza, este compromiso solemne, solo con vosotros,

14. los que hoy estáis aquí presentes delante del Señor, sino también con los que hoy no están con nosotros.

15. Vosotros sabéis cómo fue nuestra vida en la tierra de Egipto, y cómo hemos tenido que atravesar luego diversas naciones;

16. y habéis visto los ídolos abominables que [esas naciones] tienen consigo, ídolos de madera, piedra, plata y oro.

17. ¡Que ninguno de vosotros, hombre o mujer, familia o tribu, aparte hoy su corazón del Señor nuestro Dios para dar culto a los dioses de esas naciones! ¡Que no haya entre vosotros raíz que produzca amargura y veneno!

18. Si alguien al escuchar estas imprecaciones se engaña pensando: «Todo me irá bien, aunque persista yo en hacer lo que me plazca, puesto que el terreno regado no tiene sequedad»,

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