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Deuteronomio 28:50-69 La Palabra Versión Española (BLP)

50. Esa nación, de aspecto feroz, no sentirá compasión de los ancianos ni se apiadará de los niños.

51. Se comerá las crías de tu ganado y las cosechas de tu tierra, hasta arruinarte; no te dejará trigo, ni mosto, ni aceite, ni terneras en las manadas, ni corderos en los rebaños. ¡Te dejará completamente arruinado!

52. Sitiará todas tus ciudades hasta que se desplomen en todo el país las murallas altas y fortificadas en que habías depositado tu confianza. Sí, él te sitiará en todas las ciudades, en toda la tierra que el Señor tu Dios te da.

53. Tal será tu penuria durante el asedio a que te someta tu enemigo, que acabarás comiéndote el fruto de tu vientre, ¡la carne misma de los hijos y las hijas que el Señor tu Dios te ha dado!

54. Incluso el hombre más delicado y sensible de tu pueblo recelará de su propio hermano, de su esposa a la que ama y de los hijos que todavía le queden,

55. hasta el punto de no compartir con ellos nada de la carne de sus hijos, que comerá por no haberle quedado ninguna otra cosa después de la angustia que te hará sentir tu enemigo durante el asedio de todas tus ciudades.

56. Igualmente, la mujer más fina y delicada de tu pueblo, tan fina y delicada que no se atrevería a rozar el suelo con la punta de su pie, recelará de su propio esposo al que ama, de sus hijos y de sus hijas.

57. No compartirá* el hijo que acaba de parir ni su placenta, sino que se los comerá en secreto, pues será lo único que le quede debido a la angustia que te hará sentir tu enemigo durante el asedio de todas tus ciudades.

58. Si no cumples cuidadosamente todas las palabras de esta ley, que están escritas en este libro, ni respetas el glorioso y temible nombre del Señor tu Dios,

59. entonces el Señor enviará terribles y persistentes plagas contra ti y tus descendientes, junto con enfermedades malignas e incurables.

60. Enviará sobre ti todas las plagas de Egipto, que tanto espanto te causaron, y no te podrás librar de ellas.

61. El Señor enviará contra ti, hasta exterminarte, toda clase de enfermedades y desastres, incluso las que no se mencionan en el libro de esta ley.

62. Y vosotros, que como pueblo llegasteis a ser tan numerosos como las estrellas del cielo, quedaréis reducidos a unos cuantos por no haber obedecido al Señor tu Dios.

63. Así como el Señor se complacía en multiplicarte y hacerte prosperar, ahora se complacerá en arrasaros y destruiros. ¡Seréis arrancados de la tierra adonde vais a entrar para tomarla en posesión!

64. El Señor te dispersará por todas las naciones, de uno al otro extremo de la tierra. Allí rendirás culto a otros dioses, dioses de madera y de piedra, que ni tú ni tus antepasados conocisteis.

65. En esas naciones no hallarás paz ni descanso, porque el Señor hará que vivas atemorizado, triste y acongojado.

66. Tu vida estará pendiente de un hilo; tendrás miedo de día y de noche; nunca vivirás seguro.

67. Será tanto el miedo que se apoderará de ti y tales las cosas que verán tus ojos, que por la mañana dirás: «¡Ojalá fuera de noche!», y por la noche: «¡Ojalá fuera de día!».

68. Y aunque el Señor te dijo que no volverías a recorrer el camino de Egipto, sin embargo te hará volver allí en barcos. Allí seréis ofrecidos como esclavos y esclavas a vuestros enemigos, pero nadie os querrá comprar.

69. Estos son los términos de la alianza que el Señor ordenó a Moisés pactar con los israelitas en Moab, además de la alianza que ya había hecho con ellos en Horeb.

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