Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Daniel 6:8-13 La Palabra Versión Española (BLP)

8. Los ministros del reino, prefectos, sátrapas, consejeros y gobernadores todos hemos pensado en la conveniencia de promulgar un real decreto con esta prohibición: «Durante treinta días nadie podrá dirigir una oración a cualquier otro dios o ser humano, salvo a ti, majestad. Quien lo haga, será arrojado al foso de los leones».

9. Si te parece bien, majestad, firma este real decreto y sanciona así la prohibición, de modo que nadie pueda modificarlo, tal como se refleja en la ley irrevocable de los medos y los persas.

10. El rey Darío firmó la prohibición.

11. Cuando Daniel se enteró de la firma de aquel decreto, se retiró a su casa. La habitación superior de la vivienda tenía las ventanas orientadas hacia Jerusalén. Daniel se recluía en ella tres veces al día y, puesto de rodillas, oraba y alababa a su Dios. Siempre lo había hecho así.

12. Los hombres antes mencionados se presentaron en la casa y encontraron a Daniel orando y suplicando a su Dios.

13. Acudieron de inmediato al rey y le recordaron el real decreto:—¿No has firmado un decreto ordenando que, durante treinta días, nadie rece a cualquier otro dios o ser humano, salvo a ti, majestad, so pena de ser arrojado al foso de los leones?El rey respondió:—Así es, y se trata de un decreto irrevocable, según la ley de los medos y de los persas.

Leer capítulo completo Daniel 6