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2 Samuel 14:8-18 La Palabra Versión Española (BLP)

8. El rey le dijo a la mujer:—Vete a casa, que yo solucionaré tu problema.

9. La mujer de Tecoa insistió:—Majestad, yo y mi familia somos los responsables; el rey y su trono no tienen culpa.

10. El rey le dijo:—Si alguien te dice algo, me lo traes, que no te volverá a molestar.

11. Ella le dijo:—Su majestad pida a Dios que el defensor de la sangre* no aumente las desgracias, acabando con mi hijo.Él afirmó:—¡Vive Dios, que nadie tocará ni un pelo de tu hijo!

12. La mujer insistió:—Permita su majestad que su servidora añada algo más.El rey le dijo:—Habla.

13. La mujer dijo:—¿Por qué, entonces, proyectas hacer lo mismo contra el pueblo de Dios? Tus mismas palabras te acusan, majestad, por no dejar volver a tu desterrado.

14. Todos hemos de morir, pues somos como agua derramada en tierra que no puede recogerse. Dios no quiere quitar la vida*. Al contrario, desea que el desterrado no siga alejado de él.

15. Si yo he venido a hablar a su majestad de este asunto, ha sido porque la gente me ha asustado y me he dicho: «Voy a hablar con el rey, a ver si quiere hacer lo que su sierva le pide,

16. escuchándola y librándola del hombre que quiere arrancarnos a mí y a mi hijo juntos de la heredad de Dios».

17. Esta sierva tuya pensó: «Que la palabra del rey, mi señor, nos devuelva la paz, pues el rey, mi señor, es como un enviado de Dios que sabe discernir entre el bien y el mal». Que el Señor, tu Dios, esté contigo.

18. El rey contestó a la mujer:—Por favor, responde sinceramente a mi pregunta.La mujer dijo:—Habla, majestad.

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