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2 Samuel 14:4-14 La Palabra Versión Española (BLP)

4. La mujer de Tecoa se presentó ante el rey, inclinó su rostro e hizo una reverencia. Luego le dijo:—Socórreme, majestad.

5. El rey le preguntó:—¿Qué te pasa?Ella respondió:—Que soy una mujer viuda, pues mi marido murió.

6. Tu servidora tenía dos hijos: tuvieron una pelea en el campo y, sin nadie que los separara, uno golpeó al otro y lo mató.

7. Y ahora toda la familia se me ha enfrentado, exigiendo que les entregue al fratricida, para darle muerte, vengar a su hermano asesinado y acabar también con el único heredero. Así apagarán el rescoldo que me queda y dejarán a mi marido sin apellido ni descendencia sobre la tierra.

8. El rey le dijo a la mujer:—Vete a casa, que yo solucionaré tu problema.

9. La mujer de Tecoa insistió:—Majestad, yo y mi familia somos los responsables; el rey y su trono no tienen culpa.

10. El rey le dijo:—Si alguien te dice algo, me lo traes, que no te volverá a molestar.

11. Ella le dijo:—Su majestad pida a Dios que el defensor de la sangre* no aumente las desgracias, acabando con mi hijo.Él afirmó:—¡Vive Dios, que nadie tocará ni un pelo de tu hijo!

12. La mujer insistió:—Permita su majestad que su servidora añada algo más.El rey le dijo:—Habla.

13. La mujer dijo:—¿Por qué, entonces, proyectas hacer lo mismo contra el pueblo de Dios? Tus mismas palabras te acusan, majestad, por no dejar volver a tu desterrado.

14. Todos hemos de morir, pues somos como agua derramada en tierra que no puede recogerse. Dios no quiere quitar la vida*. Al contrario, desea que el desterrado no siga alejado de él.

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