7. Entonces se volvió y, al verme, me llamó; y yo me puse a sus órdenes.
8. Luego me preguntó quién era y yo le respondí que era un amalecita.
9. Después me dijo: «Por favor, acércate y remátame, porque estoy agonizando y no acabo de morir».
10. Así que me acerqué y lo rematé, pues comprendí que no sobreviviría a su caída. Luego tomé la corona de su cabeza y el brazalete de su brazo y se los traigo aquí a mi señor.
11. Entonces David rasgó sus vestiduras, al igual que sus hombres.