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2 Reyes 6:10-29 La Palabra Versión Española (BLP)

10. El rey de Israel envió gente al lugar que el profeta le había indicado. Y esto sucedió más de dos veces: el profeta le advertía y él tomaba precauciones.

11. El rey de Siria, desconcertado, reunió a sus oficiales y les dijo:—Decidme quién de los nuestros informa al rey de Israel.

12. Uno de los oficiales respondió:—Ninguno, majestad. Se trata de Eliseo, el profeta de Israel, que informa a su rey de todo cuanto hablas en tu intimidad.

13. Entonces el rey ordenó:—Id a averiguar dónde está y enviaré a capturarlo.Cuando le informaron que estaba en Dotán,

14. el rey de Siria envió allí un gran destacamento de tropas con caballos y carros, que llegaron de noche y cercaron la ciudad.

15. Cuando el criado del profeta se levantó al amanecer, salió y descubrió que un ejército cercaba la ciudad con caballos y carros. Entonces dijo a Eliseo:—¡Ay, maestro! ¿Qué hacemos?

16. Él respondió:—No temas. Los nuestros son más que los de ellos.

17. Luego oró así:—Señor, ábrele los ojos para que pueda ver.El Señor abrió los ojos al criado y este vio que el monte estaba lleno de caballos y carros de fuego alrededor de Eliseo.

18. Cuando los sirios bajaban a capturarlo, Eliseo oró de nuevo al Señor:—Deja ciega a esa gente.Y el Señor los dejó ciegos conforme a la petición de Eliseo.

19. Entonces Eliseo les dijo:—Este no es el camino, ni esta la ciudad. Seguidme y os llevaré hasta el hombre que buscáis.Y los llevó a Samaría.

20. Cuando llegaron a Samaría, Eliseo oró:—Señor, ábreles los ojos, para que puedan ver.El Señor les abrió los ojos y ellos descubrieron que estaban dentro de Samaría.

21. Cuando el rey de Israel los vio, le preguntó a Eliseo:—Padre, ¿los mato?

22. No los mates. ¿Acaso acostumbras a matar a los que no has capturado con tu espada y tu arco? Ofréceles pan y agua, para que coman y beban y luego se marchen con su señor.

23. El rey les preparó un gran banquete y ellos comieron y bebieron. Luego los despidió y regresaron a su señor. A partir de entonces las bandas de sirios no volvieron a invadir territorio israelita.

24. Algún tiempo después, Benadad, rey de Siria, movilizó a todo su ejército y puso cerco a Samaría.

25. El hambre llegó a ser tan grave a causa del asedio, que una cabeza de burro llegó a costar ochenta siclos* de plata y un puñado de palomina, cinco siclos.

26. Un día, el rey paseaba por la muralla y una mujer le gritó:—¡Majestad, socórreme!

27. Él respondió:—Si el Señor no te socorre, ¿con qué voy a socorrerte yo? ¿Con trigo o con mosto?

28. Y el rey le preguntó:—¿Qué te pasa?Ella respondió:—Esta mujer me dijo: «Trae a tu hijo, lo comeremos hoy, y mañana nos comeremos el mío».

29. Así que cocimos a mi hijo y nos lo comimos. Pero cuando al día siguiente le pedí que nos entregara a su hijo para comérnoslo, ella lo escondió.

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