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2 Reyes 23:6-17 La Palabra Versión Española (BLP)

6. Sacó del Templo la columna sagrada, la llevó fuera de Jerusalén, al torrente Cedrón, y la quemó allí hasta reducirla a cenizas, que luego tiró a la fosa común.

7. Demolió las habitaciones del Templo dedicadas a la prostitución sagrada, donde las mujeres tejían mantos para Astarté.

8. Hizo venir de las ciudades de Judá a todos los sacerdotes y profanó los santuarios donde quemaban incienso, desde Gueba hasta Berseba. Destruyó los santuarios de los sátiros que había junto a la puerta de Josué, gobernador de la ciudad, a mano izquierda de la entrada a la ciudad.

9. Sin embargo, los sacerdotes de los santuarios no podían servir en el altar del Señor en Jerusalén y solo podían compartir con sus hermanos los panes sin levadura.

10. Josías profanó también el quemadero del valle de Ben Hinón, para que nadie quemase a sus hijos o hijas en sacrificio a Moloc.

11. Retiró los caballos que los reyes de Judá habían dedicado al sol a la entrada del Templo, junto a la habitación del eunuco Natanmélec, en los anejos del Templo, y quemó los carros del sol.

12. Josías demolió los altares que los reyes de Judá habían construido en la azotea de la sala de Ajab y los altares construidos por Manasés en los dos patios del Templo, los pulverizó y arrojó el polvo en el torrente Cedrón.

13. Profanó también los santuarios que había frente a Jerusalén, al sur del monte de los Olivos, construidos por Salomón, el rey de Israel, en honor de Astarté, diosa despreciable de los fenicios, en honor de Quemós, dios despreciable de Moab, y de Malcón, dios despreciable de los amonitas.

14. Trituró las estatuas, derribó los postes sagrados y rellenó sus huecos con huesos humanos.

15. También derribó el altar de Betel y el santuario construido por Jeroboán, el hijo de Nabat, con el que hizo pecar a Israel; quemó el santuario hasta reducirlo a cenizas y quemó igualmente el poste sagrado.

16. Josías giró el rostro y al ver los sepulcros que había en el monte, mandó recoger los huesos de los sepulcros y los quemó sobre el altar, para profanarlo, cumpliendo así la palabra del Señor proclamada por el hombre de Dios que predijo estos hechos.

17. Luego preguntó:—¿Qué monumento es ese que veo?La gente de la ciudad le respondió:—Es la sepultura del hombre de Dios que vino de Judá y profetizó todo lo que acabas de hacer contra el altar de Betel.

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