Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

2 Reyes 10:23-30 La Palabra Versión Española (BLP)

23. Jehú y Jonadab, el hijo de Recab, entraron en el templo, y Jehú dijo a los fieles de Baal:—Comprobad que aquí entre vosotros solo hay fieles de Baal y que no hay fieles del Señor.

24. Luego entraron a ofrecer sacrificios y holocaustos. Jehú había dejado apostados fuera ochenta hombres con estas órdenes:—El que deje escapar a alguno de los hombres que yo os entregue, lo pagará con su vida.

25. Y cuando concluyó el holocausto, Jehú ordenó a los guardias y oficiales:—Entrad y matadlos. Que no escape ninguno.Los guardias y oficiales los pasaron a cuchillo y los arrojaron fuera. Luego fueron al camarín del templo de Baal,

26. sacaron de allí la estatua de Baal y la quemaron.

27. Finalmente derribaron las columnas y el templo de Baal y convirtieron el lugar en una cloaca hasta el día de hoy.

28. Y así fue como Jehú erradicó de Israel a Baal.

29. Sin embargo, Jehú no se apartó de los pecados que Jeroboán, el hijo de Nabat, hizo cometer a Israel: los becerros de oro de Betel y Dan.

30. El Señor le dijo: «Porque has obrado bien y has actuado correctamente respecto a mí, ejecutando todo cuanto había dispuesto contra la dinastía de Ajab, tus descendientes se sentarán en el trono de Israel hasta la cuarta generación».

Leer capítulo completo 2 Reyes 10