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2 Crónicas 28:8-22 La Palabra Versión Española (BLP)

8. Los israelitas tomaron de sus hermanos a doscientos mil prisioneros, contando mujeres, hijos e hijas, y se apoderaron también de un cuantioso botín, que se llevaron a Samaría.

9. Había allí un profeta del Señor, llamado Obed que salió al encuentro del ejército, cuando llegaba a Samaría, y les dijo:—El Señor, Dios de vuestros antepasados, enfurecido contra Judá, los ha entregado en vuestro poder. Pero vosotros los habéis matado con una saña que clama al cielo.

10. ¡Y encima pretendéis convertir a los habitantes de Judá y Jerusalén en vuestros esclavos y esclavas! ¿Acaso vosotros mismos no habéis pecado contra el Señor vuestro Dios?

11. Así que, hacedme caso y devolved a los prisioneros que habéis tomado de entre vuestros hermanos, porque os amenaza la ardiente cólera del Señor.

12. Algunos jefes efraimitas, como Azarías, hijo de Yojanán, Berequías, hijo de Mesilemot, Ezequías, hijo de Salún, y Amasá, hijo de Jadlay, se enfrentaron con el ejército que volvía,

13. diciendo:—No metáis aquí a los prisioneros, porque nos haríais culpables ante el Señor. ¿O es que pensáis aumentar nuestros pecados y culpas, con lo grandes que son, y atraer la cólera ardiente del Señor contra Israel?

14. Entonces la tropa dejó los prisioneros y el botín ante las autoridades y ante toda la asamblea.

15. Hombres personalmente elegidos se dispusieron a hacerse cargo de los prisioneros: vistieron a todos los desnudos con material del botín, los vistieron y calzaron, les dieron de comer y de beber, los curaron, montaron en burros a los más débiles y los llevaron a Jericó, la ciudad de las palmeras, junto a sus hermanos. Luego regresaron a Samaría.

16. Por entonces el rey Ajaz pidió ayuda a los reyes de Asiria,

17. pues los edomitas habían vuelto a atacar a Judá, llevándose prisioneros;

18. y los filisteos habían invadido las ciudades de la Sefela y del Négueb, pertenecientes a Judá, y se habían apoderado de Bet Semes, Ayalón y Guederón, así como de Socó, Timná, Guimzó y de sus aldeas respectivas, estableciéndose allí.

19. Y es que el Señor humillaba a Judá por culpa de su rey Ajaz, que había promovido el libertinaje en Judá y había sido absolutamente infiel al Señor.

20. Cuando llegó Tiglatpiléser, el rey de Asiria, lo asedió, en vez de ayudarlo.

21. Y aunque Ajaz despojó el Templo, el palacio real y las casas de las autoridades para pagar al rey de Asiria, no le sirvió de nada.

22. Incluso en los momentos del asedio el rey Ajaz aumentó su infidelidad al Señor,

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