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1 Samuel 9:7-18 La Palabra Versión Española (BLP)

7. Saúl le contestó:—Pero, si vamos, ¿qué podemos llevar a ese hombre? Porque ya no nos queda pan en las alforjas y no tenemos nada que ofrecerle. ¿Qué nos queda?

8. Y el criado le dijo:—Mira, tengo a mano una pequeña moneda de plata. Se la daré al hombre de Dios para que nos indique el camino.

9. (En Israel antiguamente, cuando alguien iba a consultar a Dios, decía: «Vamos a ver al vidente»; pues al que actualmente llamamos «profeta» antes se le llamaba «vidente»).

10. Y Saúl respondió:—De acuerdo, vamos.Y se dirigieron a la aldea donde vivía el hombre de Dios.

11. Cuando subían la cuesta de la aldea, encontraron a unas muchachas que iban en busca de agua y les preguntaron:—¿Está aquí el vidente?

12. Ellas les contestaron:—Sí, ahí un poco más adelante. Pero daos prisa, pues ha llegado hoy a la aldea, porque el pueblo celebra un sacrificio en el santuario.

13. Al llegar a la aldea lo encontraréis, antes de que suba a comer al santuario. La gente no comerá hasta que él llegue, pues debe bendecir la ofrenda. Después podrán comer los invitados. Así que subid ahora, porque lo encontraréis inmediatamente.

14. Ellos subieron hacia la aldea y cuando entraban en ella, se toparon con Samuel que salía para subir al santuario local.

15. El día anterior de la llegada de Saúl, el Señor había revelado directamente a Samuel lo siguiente:

16. —Mañana a estas horas te enviaré a un hombre de la región de Benjamín y tú lo ungirás como jefe* de mi pueblo Israel. Él defenderá a mi pueblo del poder de los filisteos, pues he visto el sufrimiento de mi pueblo y me han llegado sus lamentos.

17. Cuando Samuel vio a Saúl, el Señor le comunicó:—Ahí tienes al hombre del que te hablé. Ese gobernará a mi pueblo.

18. Saúl se acercó a Samuel a la entrada de la ciudad y le dijo:—Por favor, indícame dónde está la casa del vidente.

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