28. Entonces Samuel le dijo:—El Señor también te arranca hoy el reino* de Israel para dárselo a otro mejor que tú.
29. Y es que la Gloria de Israel no miente ni se arrepiente, pues no es un ser humano para arrepentirse.
30. Saúl insistió:—He pecado. Pero ahora te ruego que me rehabilites ante los ancianos del pueblo y ante Israel, y que me acompañes para adorar al Señor, tu Dios.