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1 Crónicas 28:7-20 La Palabra Versión Española (BLP)

7. Yo consolidaré su reino para siempre, si se mantiene firme en el cumplimiento de mis mandatos y decretos, como hoy lo hace».

8. Ahora, pues, ante todo Israel, que es la asamblea del Señor, y ante nuestro Dios, guardad y seguid todos los mandatos del Señor vuestro Dios, para que sigáis poseyendo esta magnífica tierra y la podáis legar después a vuestros hijos para siempre.

9. Y tú, hijo mío, Salomón, reconoce al Dios de tu padre y sírvelo de forma exclusiva y generosa, pues él sondea todos los corazones y penetra en todas las intenciones. Si lo buscas, se dejará encontrar; pero si lo abandonas, él te abandonará para siempre.

10. Piensa que el Señor te ha escogido para que le edifiques el santuario. ¡Valor y manos a la obra!

11. David entregó a su hijo Salomón el diseño del atrio del Templo y de sus edificaciones anejas: almacenes, cámaras superiores, dependencias interiores y el lugar de la expiación;

12. junto con el diseño que tenía proyectado para los atrios del Templo, para todas las dependencias circundantes; para los tesoros del Templo y las ofrendas consagradas;

13. para los turnos sacerdotales y levíticos, para los diversos servicios del culto y para todos los utensilios del Templo.

14. Además, le indicó las respectivas cantidades de oro y plata que debían contener, según su función, los distintos objetos de culto;

15. así como el peso de los distintos candelabros y lámparas de oro y plata, según la función de cada candelabro;

16. la cantidad de oro para las mesas de oro de los panes de la ofrenda, y la de plata para las mesas de plata;

17. el oro puro de los tenedores, cuencos y jarrones; el peso de oro y plata para las diversas copas;

18. el peso de oro fino para el altar del incienso y el diseño del carro de los querubines de oro que cubren con sus alas extendidas el Arca de la alianza del Señor.

19. Todo de acuerdo con un escrito que el Señor había dado a David, explicando todos los detalles del diseño.

20. Luego David añadió a su hijo Salomón:—¡Ten valor y ánimo, y pon manos a la obra! No temas ni te acobardes, porque Dios, el Señor, mi Dios, te acompaña, y no te dejará ni abandonará hasta que culmines toda la obra del servicio del Templo.

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