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1 Crónicas 12:1-20 La Palabra Versión Española (BLP)

1. Lista de los que se unieron con David en Siclag, cuando estaba proscrito de Saúl, el hijo de Quis, engrosando las filas de los guerreros que le ayudaron en sus batallas.

2. Eran arqueros, capaces de lanzar piedras o disparar flechas con ambas manos.Benjaminitas, parientes de Saúl:

3. El jefe Ajiecer y Joás, hijos de Semaá, de Guibeá; Jeciel y Pélet, hijos de Azmávet; Beracá y Jehú, de Anatot;

4. Jismaías, el gabaonita, héroe de los Treinta y jefe de treinta;

5. Jeremías, Jajaciel, Yojanán y Jozabad, de Guederot;

6. Eluzay, Jerimot, Bealías, Semarías y Sefatías, de Jarif;

7. Elcaná, Jisías, Azarel, Joécer y Jasobán, corajitas;

8. Joelá y Zebadías, hijos de Jerotán, de Guedor.

9. También se retiraron con David al refugio del desierto algunos gaditas valerosos, guerreros expertos, armados de lanza y escudo, fieros como leones y ligeros como gacelas:

10. el primero era Ézer; el segundo, Abdías; el tercero, Eliab;

11. el cuarto, Mismaná; el quinto, Jeremías;

12. el sexto, Atay; el séptimo, Eliel;

13. el octavo, Yojanán; el noveno, Elzabad;

14. el décimo, Jeremías y el undécimo, Macbanay.

15. Estos gaditas eran jefes del ejército: el menor solo valía por cien y el mayor por mil.

16. Ellos fueron los que cruzaron el Jordán en el primer mes, cuando se desborda por ambas márgenes, y pusieron en fuga a todos los habitantes de los valles oriental y occidental.

17. Llegaron también al refugio, con David, algunos de Benjamín y de Judá.

18. Cuando David salió a recibirlos, les advirtió:—Si venís a mí como amigos y colaboradores, os acepto de todo corazón. Pero si venís para entregarme a mis enemigos, siendo yo inocente, que el Dios de nuestros antepasados sea testigo y haga justicia.

19. Entonces Amasay, invadido por el espíritu, exclamó:¡Tuyos somos, David!¡Estamos contigo, hijo de Jesé!¡Paz! ¡Paz a ti y paz a tus aliados,pues tu Dios es tu auxilio!David los acogió y los nombró jefes de tropa.

20. Algunos de Manasés se pasaron a David, cuando iba con los filisteos a luchar contra Saúl (aunque no llegó a ayudarlos, pues los príncipes filisteos, tras deliberar, decidieron expulsarlo, pensando: «Se pasará a su señor Saúl con riesgo de nuestras propias cabezas»).

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