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Mateo 26:31-48 La Nueva Biblia de los Hispanos (NBLH)

31. Entonces Jesús les dijo: "Esta noche todos ustedes se apartarán por causa de Mí, pues escrito está: 'HERIRE AL PASTOR, Y LAS OVEJAS DEL REBAÑO SE DISPERSARAN.'

32. "Pero después de que Yo haya resucitado, iré delante de ustedes a Galilea."

33. Pedro Le respondió: "Aunque todos se aparten por causa de Ti, yo nunca me apartaré."

34. Jesús le dijo: "En verdad te digo que esta misma noche, antes que el gallo cante, Me negarás tres veces."

35. Pedro le dijo: "Aunque tenga que morir junto a Ti, jamás Te negaré." Todos los discípulos dijeron también lo mismo.

36. Entonces Jesús llegó con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a Sus discípulos: "Siéntense aquí mientras Yo voy allá y oro."

37. Y tomando con El a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse.

38. Entonces les dijo: "Mi alma está muy afligida, hasta el punto de la muerte; quédense aquí y velen junto a Mí."

39. Y adelantándose un poco, cayó sobre Su rostro, orando y diciendo: "Padre Mío, si es posible, que pase de Mí esta copa; pero no sea como Yo quiero, sino como Tú quieras ."

40. Entonces vino Jesús a los discípulos y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: "¿Conque no pudieron velar una hora junto a Mí?

41. "Velen y oren para que no entren en tentación; el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil."

42. Apartándose de nuevo, oró por segunda vez, diciendo: "Padre Mío, si esta copa no puede pasar sin que Yo la beba, hágase Tu voluntad."

43. Vino otra vez Jesús y los halló durmiendo, porque sus ojos estaban cargados de sueño.

44. Dejándolos de nuevo, se fue y oró por tercera vez, y dijo otra vez las mismas palabras.

45. Entonces vino a los discípulos y les dijo: "¿Todavía están durmiendo y descansando? Vean, ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores.

46. "¡Levántense! ¡Vamos! Miren, está cerca el que Me entrega."

47. Mientras Jesús estaba todavía hablando, Judas, uno de los doce (discípulos), llegó acompañado de una gran multitud con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo.

48. El que Lo entregaba les había dado una señal, diciendo: "Al que yo bese, El es; Lo pueden prender."

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