34. "Mi alma está muy afligida, hasta el punto de la muerte," les dijo; "quédense aquí y velen."
35. Adelantándose un poco, se postró en tierra y oraba que si fuera posible, pasara de El aquella hora.
36. Y decía: "¡Abba, Padre! Para Ti todas las cosas son posibles; aparta de Mí esta copa, pero no sea lo que Yo quiero, sino lo que Tú quieras ."
37. Entonces Jesús vino y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: "Simón, ¿duermes? ¿No pudiste velar ni por una hora?
38. "Velen y oren para que no entren en tentación; el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil."
39. El se fue otra vez y oró, diciendo las mismas palabras.