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Salmos 18:35-50 La Nueva Biblia de los Hispanos (NBLH)

35. Tú me has dado también el escudo de Tu salvación; Tu diestra me sostiene, Y Tu benevolencia me engrandece.

36. Ensanchas mis pasos debajo de mí, Y mis pies no han resbalado.

37. Perseguí a mis enemigos y los alcancé; Y no me volví hasta acabarlos.

38. Los destrocé y no pudieron levantarse; Cayeron debajo de mis pies.

39. Pues Tú me has ceñido con fuerza para la batalla; Has subyugado debajo de mí a los que contra mí se levantaron.

40. También has hecho que mis enemigos me vuelvan las espaldas, Y destruí a los que me odiaban.

41. Clamaron, pero no hubo quién los salvara; Aun al SEÑOR clamaron, pero no les respondió.

42. Entonces los desmenucé como polvo delante del viento; Los arrojé como lodo de las calles.

43. Tú me has librado de las contiendas del pueblo; Me has puesto por cabeza de las naciones; Pueblo que yo no conocía me sirve.

44. Al oírme, me obedecen; Los extranjeros me fingen obediencia.

45. Los extranjeros desfallecen, Y salen temblando de sus fortalezas.

46. El SEÑOR vive, bendita sea mi roca, Y ensalzado sea el Dios de mi salvación,

47. El Dios que por mí ejecuta venganza, Y subyuga pueblos debajo de mí;

48. El que me libra de mis enemigos. Ciertamente Tú me exaltas sobre los que se levantan contra mí; Me rescatas del hombre violento.

49. Por tanto, Te daré gracias, oh SEÑOR, entre las naciones, Y cantaré alabanzas a Tu nombre.

50. Grandes victorias da El a Su rey, Y muestra misericordia a Su ungido, A David y a su descendencia para siempre.

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