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Josué 24:22-32 La Nueva Biblia de los Hispanos (NBLH)

22. Y Josué dijo al pueblo: "Ustedes son testigos contra sí mismos de que han escogido al SEÑOR para servirle." "Testigos somos;" le contestaron.

23. "Ahora pues," les dijo Josué, "quiten los dioses extranjeros que están en medio de ustedes, e inclinen su corazón al SEÑOR, Dios de Israel."

24. Y el pueblo respondió a Josué: "Al SEÑOR nuestro Dios serviremos y Su voz obedeceremos (escucharemos)."

25. Entonces Josué hizo un pacto con el pueblo aquel día, y les impuso estatutos y ordenanzas en Siquem.

26. Josué escribió estas palabras en el Libro de la Ley de Dios. Tomó una gran piedra y la colocó debajo de la encina que estaba junto al santuario del SEÑOR.

27. Y Josué dijo a todo el pueblo: "Ciertamente esta piedra servirá de testigo contra nosotros, porque ella ha oído todas las palabras que el SEÑOR ha hablado con nosotros. Será, pues, testigo contra ustedes para que no nieguen a su Dios."

28. Entonces Josué despidió al pueblo, cada uno a su heredad.

29. Después de estas cosas Josué, hijo de Nun, siervo del SEÑOR, murió a la edad de 110 años.

30. Y lo sepultaron en la tierra de su heredad, en Timnat Sera, que está en la región montañosa de Efraín, al norte del Monte Gaas.

31. Israel sirvió al SEÑOR todos los días de Josué y todos los días de los ancianos que sobrevivieron a Josué y que habían conocido todas las obras que el SEÑOR había hecho por Israel.

32. Los huesos de José, que los Israelitas habían traído de Egipto, fueron sepultados en Siquem, en la parcela de campo que Jacob había comprado a los hijos de Hamor, padre de Siquem, por 100 monedas de plata. Y pasaron a ser posesión de los hijos de José.

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