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Esdras 8:8-23 La Nueva Biblia de los Hispanos (NBLH)

8. de los hijos de Sefatías, Zebadías, hijo de Micael, y con él ochenta varones;

9. de los hijos de Joab, Obadías, hijo de Jehiel, y con él 218 varones;

10. de los hijos de Bani, Selomit, hijo de Josifías, y con él 160 varones;

11. de los hijos de Bebai, Zacarías, hijo de Bebai, y con él veintiocho varones;

12. de los hijos de Azgad, Johanán, hijo de Hacatán, y con él 110 varones;

13. de los hijos de Adonicam, los postreros, cuyos nombres son estos: Elifelet, Jeiel y Semaías, y con ellos sesenta varones;

14. y de los hijos de Bigvai, Utai y Zabud, y con ellos setenta varones.

15. Y los reuní junto al río que corre hacia Ahava, donde acampamos tres días; y habiendo buscado entre el pueblo y los sacerdotes, no hallé ninguno de los hijos de Leví allí.

16. Por eso envié a llamar a Eliezer, Ariel, Semaías, Elnatán, Jarib, Elnatán, Natán, Zacarías y Mesulam, jefes, y a Joiarib y a Elnatán, hombres sabios;

17. y los envié a Iddo, jefe en la localidad de Casifia. Puse en boca de ellos las palabras que debían decir a Iddo y a sus hermanos, los sirvientes del templo en la localidad de Casifia, para que nos trajeran ministros para la casa de nuestro Dios.

18. Y conforme a la mano bondadosa de nuestro Dios sobre nosotros, nos trajeron a un hombre con entendimiento de los hijos de Mahli, hijo de Leví, hijo de Israel, es decir, a Serebías, con sus hijos y hermanos, dieciocho hombres;

19. y a Hasabías y a Jesaías de los hijos de Merari, con sus hermanos y sus hijos, veinte hombres;

20. y de los sirvientes del templo, a quienes David y los príncipes habían puesto para el servicio de los Levitas, 220 sirvientes del templo, todos ellos designados por sus nombres.

21. Entonces proclamé allí, junto al río Ahava, un ayuno para que nos humilláramos delante de nuestro Dios a fin de implorar de El un viaje feliz para nosotros, para nuestros pequeños y para todas nuestras posesiones.

22. Porque tuve vergüenza de pedir al rey tropas y hombres de a caballo para protegernos del enemigo en el camino, pues habíamos dicho al rey: "La mano de nuestro Dios es propicia para con todos los que Lo buscan, pero Su poder y Su ira contra todos los que Lo abandonan."

23. Ayunamos, pues, y pedimos a nuestro Dios acerca de esto, y El escuchó nuestra súplica.

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