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2 Reyes 18:28-37 La Nueva Biblia de los Hispanos (NBLH)

28. El Rabsaces se puso en pie, gritó a gran voz en la lengua de Judá, y dijo: "Escuchen la palabra del gran rey, el rey de Asiria.

29. "Así dice el rey: 'Que no los engañe Ezequías, porque él no los podrá librar de mi mano;

30. ni que Ezequías les haga confiar en el SEÑOR, diciendo: "Ciertamente el SEÑOR nos librará, y esta ciudad no será entregada en manos del rey de Asiria.'"

31. 'No escuchen a Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: "Hagan la paz conmigo y salgan a mí, y coma cada uno de su vid y cada uno de su higuera, y beba cada cual de las aguas de su cisterna,

32. hasta que yo venga y los lleve a una tierra como la tierra de ustedes, tierra de grano y de vino nuevo, tierra de pan y de viñas, tierra de olivos y de miel, para que vivan y no mueran." Pero no escuchen a Ezequías porque los engaña, diciendo: "El SEÑOR nos librará."

33. '¿Acaso alguno de los dioses de las naciones ha librado su tierra de la mano del rey de Asiria?

34. '¿Dónde están los dioses de Hamat y de Arfad? ¿Dónde están los dioses de Sefarvaim, de Hena y de Iva? ¿Cuándo han librado ellos a Samaria de mi mano?

35. '¿Quiénes de entre todos los dioses de estas tierras han librado su tierra de mi mano, para que el SEÑOR libre a Jerusalén de mi mano?'"

36. Pero el pueblo se quedó callado y no le respondió palabra alguna, porque la orden del rey era: "No le respondan."

37. Entonces Eliaquim, hijo de Hilcías, mayordomo de la casa real, el escriba Sebna y el cronista Joa, hijo de Asaf, fueron a Ezequías con sus vestidos rasgados, y le relataron las palabras del Rabsaces.

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