8. "No sean tercos como sus padres, sino sométanse al SEÑOR y entren en Su santuario, que El ha santificado para siempre, y sirvan al SEÑOR su Dios para que Su ardiente ira se aparte de ustedes.
9. "Porque si se vuelven al SEÑOR, sus hermanos y sus hijos hallarán compasión delante de los que los llevaron cautivos, y volverán a esta tierra. Porque el SEÑOR su Dios es clemente y compasivo, y no apartará Su rostro de ustedes si se vuelven a El."
10. Pasaron, pues, los mensajeros de ciudad en ciudad por la tierra de Efraín y de Manasés y hasta Zabulón, pero los escarnecían y se burlaban de ellos.
11. No obstante, algunos hombres de Aser, de Manasés y de Zabulón se humillaron y vinieron a Jerusalén.
12. También sobre Judá estuvo la mano de Dios para darles un solo corazón a fin de hacer lo que el rey y los príncipes ordenaron conforme a la palabra del SEÑOR.
13. En el mes segundo, se reunió mucha gente en Jerusalén para celebrar la Fiesta de los Panes sin Levadura; una asamblea muy grande.
14. Y se levantaron y quitaron los altares que había en Jerusalén; también quitaron todos los altares de incienso y los arrojaron al torrente Cedrón.
15. Entonces mataron los corderos de la Pascua el día catorce del mes segundo. Y los sacerdotes y los Levitas, avergonzados, se santificaron y trajeron holocaustos a la casa del SEÑOR.
16. Y se colocaron en sus puestos según su costumbre, conforme a la ley de Moisés, hombre de Dios; los sacerdotes rociaban la sangre que recibían de mano de los Levitas.
17. Porque había muchos en la asamblea que no se habían santificado; por eso los Levitas estaban encargados de la matanza de los corderos de la Pascua por todos los que estaban inmundos, para santificarlos al SEÑOR.