2. que Dios mismo había prometido en las Escrituras santas por medio de los profetas.
3. La buena noticia acerca de su Hijo, descendiente, en cuanto hombre, de David
4. y manifestado, en virtud de su resurrección de entre los muertos, como Hijo poderoso de Dios por la fuerza del Espíritu divino. Me refiero a Jesucristo, Señor nuestro,
5. de quien he recibido, para gloria de su nombre, el don de ser apóstol, a fin de que todas las naciones respondan a la fe.
6. Entre ellas os contáis vosotros, elegidos para pertenecer a Jesucristo.
7. A todos los que residís en Roma y habéis sido elegidos por Dios con amor para formar parte de su pueblo, os deseo gracia y paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor.
8. Quiero empezar dando gracias por todos vosotros a mi Dios, mediante Jesucristo, porque en el mundo entero se habla con admiración de vuestra fe.
9. Dios mismo, a quien sirvo de todo corazón anunciando la buena noticia de su Hijo, puede garantizar que pienso constantemente en vosotros.
10. Una y otra vez insto a Dios en mis oraciones, a ver si tiene a bien facilitarme el que por fin pueda visitaros.
11. ¿Hará falta que os diga cuántas ganas tengo de veros y poder así comunicaros algún bien espiritual que os fortalezca?
12. Aunque, en realidad, se trata de animarnos mutuamente con esa fe que vosotros y yo tenemos en común.