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Lucas 14:7-24 La Biblia Traducción Interconfesional Versión Española (BTI)

7. Al ver Jesús que los invitados escogían para sí los puestos de honor en la mesa, les dijo a modo de ejemplo:

8. — Cuando alguien te invite a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar de honor, no sea que entre los invitados haya otro más importante que tú

9. y, cuando llegue el que os invitó a ambos, te diga: “Tienes que dejarle el sitio a este”, y entonces tengas que ir avergonzado a sentarte en el último lugar.

10. Al contrario, cuanto te inviten, siéntate en el último lugar; así, al llegar el que te invitó, te dirá: “Amigo, sube hasta este lugar de más categoría”. Entonces aumentará tu prestigio delante de los otros invitados.

11. Porque a todo el que se ensalce a sí mismo, Dios lo humillará; pero al que se humille a sí mismo, Dios lo ensalzará.

12. Dirigiéndose luego al que lo había invitado, le dijo:— Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, a tus hermanos, a tus parientes o a tus vecinos ricos, porque después ellos te invitarán a ti y quedarás así recompensado.

13. Por el contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos.

14. Ellos no pueden corresponderte; y precisamente por eso serás feliz, porque tendrás tu recompensa cuando los justos resuciten.

15. Al oír esto, uno de los que estaban sentados a la mesa dijo a Jesús:— ¡Feliz aquel que sea invitado a comer en el reino de Dios!

16. Jesús le contestó:— Una vez, un hombre dio una gran cena e invitó a muchos.

17. Cuando llegó el día de la cena, envió a su criado para que dijera a los invitados: “Venid, que ya está todo preparado”.

18. Pero todos ellos, uno por uno, comenzaron a excusarse. El primero dijo: “He comprado unas tierras y tengo que ir a verlas. Discúlpame, por favor”.

19. Otro dijo: “Acabo de comprar cinco yuntas de bueyes y tengo que ir a probarlas. Discúlpame, por favor”.

20. El siguiente dijo: “No puedo ir, porque acabo de casarme”.

21. El criado volvió a casa y refirió a su señor lo que había ocurrido. Entonces el dueño de la casa, muy enojado, ordenó a su criado: “Sal en seguida por las plazas y las calles de la ciudad y trae aquí a los pobres, los inválidos, los ciegos y los cojos”.

22. El criado volvió y le dijo: “Señor, he hecho lo que me ordenaste y aún quedan lugares vacíos”.

23. El señor le contestó: “Pues sal por los caminos y veredas y haz entrar a otros hasta que mi casa se llene.

24. Porque os digo que ninguno de los que estaban invitados llegará a probar mi cena”.

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