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Juan 4:34-53 La Biblia Traducción Interconfesional Versión Española (BTI)

34. Jesús les explicó:— Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo sus planes.

35. ¿No decís vosotros que todavía faltan cuatro meses para la cosecha? Pues fijaos: los sembrados están ya maduros para la recolección.

36. El que trabaja en la recolección recibe su salario y recoge el fruto con destino a la vida eterna; de esta suerte, se alegran juntos el que siembra y el que hace la recolección.

37. Con lo que se cumple el proverbio: “Uno es el que siembra y otro el que cosecha”.

38. Yo os envío a recolectar algo que no habéis labrado; otros trabajaron y vosotros os beneficiáis de su trabajo.

39. Muchos de los habitantes de aquel pueblo creyeron en Jesús movidos por el testimonio de la samaritana, que aseguraba:— Me ha adivinado todo lo que he hecho.

40. Por eso, los samaritanos, cuando llegaron a donde estaba Jesús, le insistían en que se quedara con ellos. Y en efecto, se quedó allí dos días,

41. de manera que fueron muchos más los que creyeron en él por sus propias palabras.

42. Así que decían a la mujer:— Ya no creemos en él por lo que tú nos has dicho, sino porque nosotros mismos hemos escuchado sus palabras, y estamos convencidos de que él es verdaderamente el salvador del mundo.

43. Pasados dos días, Jesús partió de Samaría camino de Galilea.

44. El mismo Jesús había declarado que un profeta no es bien considerado en su propia patria.

45. Cuando llegó a Galilea, los galileos le dieron la bienvenida, pues también ellos habían estado en Jerusalén por la fiesta de la Pascua y habían visto todo lo que Jesús había hecho en aquella ocasión.

46. Jesús visitó de nuevo Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Se encontraba allí un oficial de la corte que tenía el hijo enfermo en Cafarnaún.

47. Cuando se enteró de que Jesús había llegado a Galilea procedente de Judea, acudió a él y le suplicó que bajara a su casa para curar a su hijo, que estaba a punto de morir.

48. Jesús lo regañó:— Sólo creéis si veis milagros y prodigios.

49. Pero el oficial insistía:— Señor, ven pronto, antes que muera mi hijo.

50. Jesús le dijo:— Vuelve a tu casa; tu hijo está ya bien.Aquel hombre creyó lo que Jesús le había dicho y se fue.

51. Cuando regresaba a casa, le salieron al encuentro sus criados para comunicarle que su hijo estaba curado.

52. Él les preguntó a qué hora había comenzado la mejoría. Los criados le dijeron:— Ayer, a la una de la tarde, se le quitó la fiebre.

53. El padre comprobó que esa fue precisamente la hora en que Jesús le dijo: “Tu hijo está bien”, y creyeron en Jesús él y todos los suyos.

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