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Juan 4:23-40 La Biblia Traducción Interconfesional Versión Española (BTI)

23. Está llegando el momento, mejor dicho, ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad, porque estos son los adoradores que el Padre quiere.

24. Dios es espíritu, y quienes le rinden culto deben hacerlo en espíritu y en verdad.

25. La mujer le dice:— Yo sé que el Mesías (es decir, el Cristo) está por llegar; cuando venga nos lo enseñará todo.

26. Jesús, entonces, le manifiesta:— El Mesías soy yo, el mismo que está hablando contigo.

27. En ese momento llegaron los discípulos y se sorprendieron al ver a Jesús hablando con una mujer; pero ninguno se atrevió a preguntarle qué quería de ella o de qué estaban hablando.

28. La mujer, por su parte, dejó allí el cántaro, regresó al pueblo y dijo a la gente:

29. — Venid a ver a un hombre que me ha adivinado todo lo que he hecho. ¿Será el Mesías?

30. Ellos salieron del pueblo y fueron a ver a Jesús.

31. Mientras tanto, los discípulos le insistían:— Maestro, come.

32. Pero él les dijo:— Yo me alimento de un manjar que vosotros no conocéis.

33. Los discípulos comentaban entre sí:— ¿Será que alguien le ha traído comida?

34. Jesús les explicó:— Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo sus planes.

35. ¿No decís vosotros que todavía faltan cuatro meses para la cosecha? Pues fijaos: los sembrados están ya maduros para la recolección.

36. El que trabaja en la recolección recibe su salario y recoge el fruto con destino a la vida eterna; de esta suerte, se alegran juntos el que siembra y el que hace la recolección.

37. Con lo que se cumple el proverbio: “Uno es el que siembra y otro el que cosecha”.

38. Yo os envío a recolectar algo que no habéis labrado; otros trabajaron y vosotros os beneficiáis de su trabajo.

39. Muchos de los habitantes de aquel pueblo creyeron en Jesús movidos por el testimonio de la samaritana, que aseguraba:— Me ha adivinado todo lo que he hecho.

40. Por eso, los samaritanos, cuando llegaron a donde estaba Jesús, le insistían en que se quedara con ellos. Y en efecto, se quedó allí dos días,

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