11. — Pero Señor —replica la mujer—, no tienes con qué sacar el agua y el pozo es hondo. ¿Dónde tienes ese agua viva?
12. Jacob, nuestro antepasado, nos dejó este pozo, del que bebió él mismo, sus hijos y sus ganados. ¿Acaso te consideras de mayor categoría que él?
13. Jesús le contesta:— Todo el que bebe de esta agua volverá a tener sed;
14. en cambio, el que beba del agua que yo quiero darle, nunca más volverá a tener sed sino que esa agua se convertirá en su interior en un manantial capaz de dar vida eterna.
15. Exclama entonces la mujer:— Señor, dame de esa agua; así ya no volveré a tener sed ni tendré que venir aquí a sacar agua.