29. Por temor a que pudiéramos encallar en algún arrecife, largaron cuatro anclas por la popa, mientras esperaban con ansia que llegara el amanecer.
30. La tripulación intentó abandonar el barco, y arriaron el bote salvavidas con el pretexto de largar algunas anclas por la proa.
31. Pero Pablo dijo al oficial y a los soldados:— Si estos no permanecen a bordo, no podréis salvaros vosotros.
32. Entonces, los soldados cortaron los cabos del bote y lo dejaron perderse.
33. En tanto amanecía, rogó Pablo a todos que tomaran algún alimento:— Hoy hace catorce días —les dijo— que estáis en espera angustiosa y en ayunas, sin haber probado bocado.
34. Os aconsejo, pues, que comáis algo, que os vendrá bien para vuestra salud; por lo demás, ni un cabello de vuestra cabeza se perderá.