10. Insistentemente, de día y de noche, pedimos a Dios que nos conceda veros personalmente para corregir las deficiencias de vuestra fe.
11. Que Dios, nuestro Padre, y Jesús, nuestro Señor, nos encaminen felizmente hasta vosotros.
12. Que el Señor os llene a rebosar de un amor mutuo y para con todos tan grande como el que nosotros sentimos por vosotros.
13. Que os haga, en fin, interiormente fuertes e irreprochables en cuanto consagrados a Dios*, nuestro Padre, para el día en que Jesús, nuestro Señor, se manifieste* acompañado de todos sus elegidos.