1. ¿Cómo es que, cuando tenéis un pleito entre vosotros, lleváis el asunto a un tribunal no cristiano, en lugar de resolverlo entre creyentes?
2. ¿Es que no sabéis que son los creyentes quienes juzgarán al mundo? Si, pues, vais a ser jueces del mundo, ¿no seréis competentes para tratar estos pleitos de menor cuantía?
3. ¡Hasta a ángeles tendremos que juzgar! ¡Pues con mayor razón asuntos concernientes a la vida ordinaria!