2. Me sacó después y me condujo hacia el pórtico septentrional; me hizo dar la vuelta hacia el pórtico exterior, hacia oriente, y vi que el agua fluía por el lado derecho.
3. El hombre salió hacia oriente con un cordón en la mano. Midió quinientos metros y me hizo atravesar: el agua me llegaba a los tobillos.
4. Midió otros quinientos metros y me hizo atravesar: el agua me llegaba a las rodillas. De nuevo midió quinientos metros y me hizo atravesar: el agua me llegaba a la cintura.
5. Midió otros quinientos metros: era ya un torrente que no pude atravesar, pues el agua había crecido y sólo a nado se podía atravesar: era un torrente que no se podía vadear.
6. Me dijo entonces:— ¿Has visto, hijo de hombre?Después me hizo volver a la orilla del torrente.
7. Al llegar vi que a ambos lados del torrente había muchísimos árboles. Me dijo entonces:
8. — Estas aguas, que fluyen hacia la zona oriental, irán bajando hasta la Arabá*. Después desembocarán en el Mar Muerto, el de las aguas sin vida, que quedarán saneadas.
9. Todos los animales que se muevan por donde pasa la corriente vivirán, y además habrá numerosos peces. Cuando el agua llegue allí, el mar quedará saneado y habrá vida en los lugares por donde pase el torrente.
10. En sus orillas se apostarán los pescadores, y desde Engadí* hasta Egláin* la gente tenderá redes. La pesca será como la del mar Grande, y además abundantísima.
11. Pero sus marismas y lagunas no quedarán saneadas: servirán de salinas.
12. A ambas orillas del torrente crecerán toda clase de árboles frutales, de hoja perenne y cargados siempre de fruta; todos los meses producirán nuevos frutos, pues el agua que los riega es la que sale del santuario. Sus frutos servirán de alimento, y sus hojas serán medicinales.