1. El Señor puso su mano sobre mí, me sacó por medio de su espíritu y me dejó en medio de la llanura, que estaba llena de huesos.
2. Me hizo pasar por entre ellos, de aquí para allá, y pude ver que eran muchísimos; cubrían la superficie de la llanura y estaban completamente secos.
3. Me dijo:— Hijo de hombre, ¿volverán a vivir estos huesos?Yo respondí:— Señor Dios, tu lo sabes.
4. De nuevo me dirigió la palabra:— Profetiza sobre estos huesos. Diles: ¡Huesos secos, escuchad la palabra del Señor!