1. El Señor me dirigió la palabra:
2. — Hijo de hombre, habla a tus compatriotas y diles: Supongamos que ordeno a la espada que ataque un país, y la gente de ese país elige a uno de los suyos y lo nombra centinela;
3. y supongamos que este, al ver que la espada se acerca al país, hace sonar el cuerno para alertar a la gente.