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Deuteronomio 9:14-29 La Biblia Traducción Interconfesional Versión Española (BTI)

14. déjame que los aniquile hasta que nadie los recuerde nunca más. Después haré que tú des origen a una nación más numerosa y fuerte que la de ellos.

15. Yo me volví y descendí de la montaña, que ardía envuelta en llamas, llevando en mis manos las dos losas de la alianza.

16. Y cuando vi que, efectivamente, vosotros habíais pecado contra el Señor vuestro Dios al fabricaros un becerro de metal, y os habíais apartado muy pronto del camino que el Señor os había indicado,

17. tomé las dos losas que traía en mis manos y las arrojé delante de vosotros haciéndolas añicos.

18. Luego me postré ante el Señor, como ya hiciera antes, y durante cuarenta días y cuarenta noches estuve sin comer ni beber, por causa del gran pecado que habíais cometido haciendo lo que el Señor reprueba y provocando así su ira.

19. Tenía miedo del enojo y de la ira con que el Señor se enfureció contra vosotros hasta el punto de querer aniquilaros. Pero el Señor me escuchó una vez más.

20. Tan airado estaba el Señor con Aarón que incluso a él quiso aniquilarlo, pero también en esa ocasión intervine en su favor.

21. Después, agarré el objeto de vuestro pecado, el becerro que os habíais fabricado, y lo eché al fuego y, una vez desmenuzado y convertido en ceniza, lo tiré al torrente que baja de la montaña.

22. En Taberá, en Masá y en Quibrot Hatavá provocasteis también la ira del Señor.

23. Y cuando el Señor os envió desde Cadés Barnea con esta orden: “Id y tomad posesión de la tierra que os he dado”, os rebelasteis contra esa orden y no confiasteis en él ni le obedecisteis.

24. ¡Desde que os conozco, habéis sido rebeldes al Señor!

25. Como el Señor amenazaba con aniquilaros, me postré ante él y así estuve cuarenta días y cuarenta noches.

26. Entonces intercedí ante el Señor diciendo: Señor mi Dios, no aniquiles a tu heredad, a tu propio pueblo que con tu grandeza liberaste y sacaste de Egipto con gran poder.

27. Acuérdate de tus siervos Abrahán, Isaac y Jacob. No tengas en cuenta la terquedad de este pueblo, su maldad ni su pecado,

28. no sea que allí, en el país de donde nos sacaste, digan: “El Señor fue incapaz de hacerlos entrar en la tierra que les había prometido, o los sacó por odio para hacerlos perecer en el desierto”.

29. Son tu pueblo y tu propia heredad, los que tú sacaste de Egipto con gran poder y destreza sin igual.

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