4. en cambio vosotros, los que os mantuvisteis fieles al Señor, vuestro Dios, seguís hoy todavía con vida.
5. Mirad, os he enseñado las normas y preceptos como me mandó el Señor, mi Dios, para que los pongáis en práctica en la tierra donde vais a entrar para tomar posesión de ella.
6. Obedecedlos puntualmente, y así mostraréis a los demás pueblos lo sabios y prudentes que sois. Cuando oigan hablar de vuestras leyes, dirán: “¡Qué sabiduría y sensatez tiene esa gran nación!”.
7. ¿Existe acaso alguna nación tan grande que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está de nosotros el Señor, nuestro Dios, cada vez que lo invocamos?
8. Y ¿qué nación hay tan grande cuyos preceptos y normas sean tan justas como toda esta ley que yo os promulgo hoy?