1. Cuando se cumplan en ti todas estas cosas —la bendición y la maldición que de las que te he hablado— y las recuerdes en cualquier nación por donde el Señor tu Dios te haya dispersado,
2. si te vuelves al Señor tu Dios, tú y tus hijos, con todo tu corazón y toda tu alma, tal como hoy te lo ordeno,