12. se le apareció el Señor de noche y le dijo:— He escuchado tus súplicas y he elegido* este lugar como Templo para ofrecer sacrificios.
13. Cuando yo cierre el cielo para que no llueva, cuando mande a los saltamontes devorar la tierra o envíe una epidemia a mi pueblo,
14. si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla, ora, me busca y se arrepiente de su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré sus pecados y devolveré la salud a su tierra.
15. Mantendré mis ojos abiertos y mis oídos atentos a las oraciones de este lugar.
16. He elegido y consagrado este Templo que has construido como residencia perpetua de mi nombre: aquí estarán siempre mis ojos y mi corazón.
17. Si tú procedes conmigo, como tu padre David, cumpliendo lo que te he mandado y guardando mis preceptos y decretos,
18. reafirmaré tu reinado, tal como le prometí a tu padre David: “No te faltarán descendientes que gobiernen a Israel”.
19. Pero si vosotros me abandonáis, olvidáis los mandamientos y preceptos que os he dado y os vais a servir y a adorar a otros dioses,
20. os arrancaré de mi tierra que os he dado, abandonaré este Templo que he consagrado a mi nombre y lo convertiré en refrán y burla de todos los pueblos.
21. Y todo el que pase junto a este Templo, que era magnífico, preguntará extrañado: “¿Por qué ha tratado así el Señor a este país y a este Templo?”.
22. Entonces le responderán: “Porque abandonaron al Señor, Dios de sus antepasados, a los que sacó de Egipto, y se aferraron a otros dioses para adorarlos y servirlos. Por eso ha hecho caer sobre ellos todos estos castigos”.